Llegó la temporada
Jaime Rosado, Vice Presidente Regional Creativo de J. Walter Thompson Puerto Rico, Agencia del Año de Cúspide 2018, nos presenta una columna de opinión.
La gran mayoría de aquellos que viven en Puerto Rico que habrán empezado a leer este escrito dejarán de leerlo cuando se den cuenta que no me refiero a la temible temporada de huracanes. Aquellos colegas publicistas, que conozcan quien escribe, quizá continúen leyendo porque podrían adivinar que me refiero a la temporada de festivales de creatividad publicitaria.
En Puerto Rico, la misma comienza precisamente en el mes de mayo con el festival local Cúspide, pero tiene su pico a mediados de junio con el Festival Internacional de la Creatividad, Cannes Lions en Francia.
En mi humilde opinión, para nosotros los creativos publicitarios esta temporada es sumamente peligrosa por tres razones. La primera es que si ganas y no sabes manejar el viento ganador, el ego se te puede subir tanto que es capaz de destruirte como persona. La segunda es que si pierdes y no sabes manejar el viento perdedor pudiera, de forma estúpida, lacerar tu autoestima. La tercera y para mí la más peligrosa de todas, es que si te enredas en el torbellino de los festivales y premios, te desenfocas y pierdes de vista a qué realmente te dedicas y qué verdadero propósito tienen las ideas que creamos.
Hace un tiempo atrás un querido amigo creativo me confesó que llegó un momento en su carrera en el que se cansó de “jugar a ser publicista”. Me decía él que perdía mucho tiempo y esfuerzo en crear ideas que no respondían a una necesidad de un cliente y que eran hechas con el exclusivo propósito de ganar un premio publicitario.
Él quería ser publicista de verdad. Quería crear el tipo de anuncios que la gente comenta. Esos que hacen crecer a las marcas y las hacen famosas. Esos que después de trabajar para esa marca, podían también ganar un premio.
Esas palabras de este amigo cambiaron el rumbo de mi carrera. Confieso que, antes de escucharlas, hubo momentos en los que los vientos festivaleros me azotaron tan fuerte que me hicieron tambalear. Desde ese instante me prometí a mí mismo tener más integridad con mi persona y profesión. Me comprometí con el trabajo real. De ahí en adelante me esforzaría para crear ideas que la gente amara u odiara, pero que las vieran.
Amigo publicista, te invito a que te prepares para la temporada de festivales sabiendo que los premios no son malos, siempre y cuando ese trabajo premiado tenga seriedad. Crear anuncios con el único objetivo de ganar premios le resta mérito a nuestra linda profesión. Dejemos, de una vez y por todas, que los famosos “truchos” o “anuncios fantasmas” se los lleve el viento.